Nuestro afán por la tierra cultivable está fuera de control y, como resultado, enfrentamos una deforestación desenfrenada. Perdemos alrededor de 7,5 millones de hectáreas de bosques anualmente, o sea 27 campos de fútbol por minuto.
Usamos casi 9.000 millones de toneladas de agua potable por día, que es un ritmo mucho más acelerado del que requiere la naturaleza para reponerla, y una de cada cuatro personas en el mundo se enfrenta a una inminente crisis de agua.
La cultura de “usar y descartar” está literalmente generando montañas y océanos de basura cuya mayor parte no será nunca reciclada. Las micropartículas de plástico se encuentran en casi toda el agua que bebemos.
Utilizamos alrededor de 2.500 millones de kilos de pesticidas por año, degradando o contaminando de este modo dos de cada cinco hectáreas de tierra.
Cambiar radicalmente es una tarea inmensa y de múltiples facetas.